Mayo es un mes marcado por una historia, una
tradición de lucha que arrancó un primero de
mayo de 1886 allá en Chicago, cuando un
grupo de trabajadores organizó una
movilización popular en reclamo de la
jornada de ocho horas en una época en que lo
“natural” era trabajar entre 12 y 16 horas
por día.
EEUU “La mayor democracia del mundo”
respondió brutalmente y, fraguando un
atentado, apoyado por la opinión pública, el
gobierno ordenó la detención de varios
dirigentes obreros y políticos.
En el juicio que se celebró a continuación,
ocho anarquistas fueron considerados
culpables de asesinato. Cuatro de ellos
fueron ahorcados el 11 de noviembre de 1887.
Los demás fueron condenados a prisión
perpetua. Pasaron 114 años de aquellos
crímenes de Chicago y pasó mucha agua y
mucha sangre bajo el puente.
Los obreros de todo el mundo eligieron el
primero de mayo como jornada de lucha, de
recuerdo de sus compañeros y de lucha por
sus derechos, de ratificación de su
condición de ciudadanos libres, con plenos
derechos, según decían las propias
constituciones burguesas que regían la
mayoría de los Estados modernos.
En nuestro país cada primero de mayo
nuestros trabajadores tomaron las calles
desafiando al poder, recordándole que
existían y que no se resignarían a ser una
parte del engranaje productivo.
La lucha logró la reducción de la jornada
laboral, las leyes sociales y la
dignificación del trabajador. Persecuciones
salvajes, secuestros, torturas y
desapariciones, durante los gobiernos
golpistas –y algunas cuantas democracias-
amenazas de despidos, rebajas salariales,
precarización laboral y la complicidad de
algunos dirigentes sindicales, son en los
últimos años las armas del poder para
mantener y aumentar su tasa de ganancia a
costa del sudor ajeno.
El capitalismo salvaje nos extorsiona: niños
trabajando en granjas en nuestro interior,
talleres textiles clandestinos quieren ropa
más barata, y el costo es el trabajo esclavo
en el siglo XXI!!
La realidad es otra, márgenes de ganancia
escandalosos, avaricia sin límites, un
Estado que hace la vista gorda, pero sobre
todo la pérdida de valores básicos como la
dignidad conseguida con el trabajo, la
solidaridad y el valor de la lucha y la
unión.
La esclavitud debe dolernos a todos, debemos
volver a los valores que supimos conseguir,
por el cual muchos Argentinos dejaron sudor
y sangre, debemos dolernos y solidarizarnos
con los más desprotegidos, debemos volver a
aquel humanismo que proclamaba el Libertador
San Martín cuando abolía la esclavitud en el
Perú un 12 de agosto de 1821: “Una
porción numerosa de nuestra especie ha sido
hasta hoy mirada como un efecto permutable,
y sujeto a los cálculos de un tráfico
criminal: los hombres han comprado a los
hombres, y no se han avergonzado de degradar
la familia a la que pertenecen vendiéndose
unos a otros. Las instituciones de los
pueblos bárbaros han establecido el derecho
de propiedad en contravención al más augusto
que la naturaleza ha concedido.”
Hoy estas palabras siguen tan vigentes como
en 1821…reflexionemos… revaloricemos la
historia y aquellos que nos querían libres,
el primer paso para esa libertad es sin duda
valorar la educación igualitaria y de
calidad que nos permita luchar por una vida
digna con trabajo para todos.
DEPARTAMENTO
DE CIENCIAS SOCIALES
E.E.M. Nº 41 – E.S.B. Nº 163
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