F. Javier Murillo Torrecilla
No resulta excesivamente arriesgado afirmar que una de las líneas de investigación educativa que más está influyendo en la toma de decisiones para mejorar la calidad de la educación en todo el mundo, incluyendo Iberoamérica, es el Movimiento teórico-práctico de Eficacia Escolar. Sin embargo, esa influencia no siempre es clara ni directa, en ocasiones es utilizada de una forma parcial, interesada y sesgada, con lo que sus efectos pueden resultar incluso contraproducentes.
Parece obvio que uno de los requisitos imprescindibles para que los resultados de la investigación aplicada sean realmente útiles es que hayan sido obtenidos a partir del análisis de la realidad que se quiere mejorar. Ello significa que para que la investigación sobre eficacia escolar sea útil en Iberoamérica, o en cualquier otro lugar, es necesario que haya sido realizada a partir del análisis de sus propias escuelas. Suponer que los hallazgos encontrados en países con un contexto social, económico, cultural y educativo diferente al iberoamericano pueden ser transplantados inmediatamente a nuestra realidad, más que una ilusión, es un engaño. Sin desdeñar la utilidad de los aprendizajes que se pueden obtener de trabajos realizados en otros contextos, es imprescindible verificar la capacidad de generabilidad de los mismos.
Si se analizan diferentes revisiones internacionales de investigación sobre eficacia escolar, tanto clásicas (p.e. Purkey y Smith, 1983; Mackenzie, 1983; Clark, Lotto y Astuto, 1984), como recientes (p.e. Cotton, 1995; Sammons, Hillman y Mortimore, 1995; Scheerens y Bosker, 1997), es posible concluir que la investigación sobre eficacia escolar en Iberoamérica, simplemente, no existe.
Sin embargo, ahora sabemos que ello no es cierto. Un trabajo recientemente publicado que recoge el Estado del arte de la investigación sobre eficacia escolar en Iberoamérica (Murillo, 2003a) nos ha mostrado que la calidad y cantidad de trabajos sobre eficacia escolar desarrollados en nuestros países es, sino alto, al menos aceptable. Sin embargo, dichas investigaciones han tenido una repercusión muy pequeña en el mundo académico y en la toma de decisiones. De esta forma, la tarea consiguiente es lograr que sus hallazgos no queden arrinconados en las bibliotecas universitarias o en los centros de investigación, sino que contribuyan a conformar un cuerpo de conocimiento que pueda ayudar a optimizar los niveles de calidad y de equidad de la Educación en nuestros países.
Es este breve artículo se busca aportar una imagen global de la investigación sobre eficacia escolar realizada en Iberoamérica, de tal forma que se señale cómo es esa investigación, sus características y puntos débiles.
Ha sido elaborado a partir de la revisión de los originales de las investigaciones que han sido localizadas en el estudio sobre Estado del Arte antes comentado (Murillo 2003a). De esta forma, ofrece una visión complementaria a la aportada por Sergio Martinic y Marcela Pardo en la parte comparada de dicho trabajo (Martinic y Pardo, 2003).
Está conformado por cinco apartados. En primer lugar y como posicionamiento conceptual que orientará todo el trabajo, se definirá en qué consiste el Movimiento de Eficacia Escolar y que se entiende por eficacia escolar. En la parte central del artículo, conformado por los apartados dos, tres y cuatro, se describirá las características, líneas de trabajo y resultados de las investigaciones sobre Eficacia escolar desarrolladas en Iberoamérica. Por último, y como no podía ser de otra forma, unas palabras finales que hagan de conclusión provisional.
El término “Eficacia escolar” y la línea de investigación que lleva su nombre tiene una importante connotación negativa en gran parte de los nuestros países. Desde nuestro punto de vista ello ha sido generado en gran medida por una confusión conceptual, quizá interesada, que ha hecho que se hayan considerado como estudio de eficacia escolar trabajos encuadrados en la línea de “Productividad Escolar”. Y la diferencia entre ambos enfoques es radical. Así, mientras que los estudios de productividad tienen unas raíces y desarrollo estrictamente economicistas y buscan optimizar los insumos para conseguir los productos (lo que se entiende como eficiencia), los trabajos de eficacia escolar son estudios puramente pedagógicos que los interesa analizar qué procesos hacen que se consigan mejor los objetivos (es decir, eficacia).
Sea como fuera, parece interesante detenerse un momento a reflexionar qué entendemos por “eficacia escolar”. Expresado de una forma sencilla, la línea de investigación de eficacia escolar está conformada por los estudios empíricos que buscan, por un lado, conocer qué capacidad tienen las escuelas para incidir en el desarrollo de los alumnos y, por otro, conocer qué hace que una escuela sea eficaz.
Más técnicamente formulado, es posible distinguir dos grandes objetivos de los estudios de eficacia escolar (Murillo, 2003b):
Un elemento clave en esta idea es el concepto que se tenga de eficacia escolar. En la actualidad se entiende que una escuela es eficaz si consigue un desarrollo integral de todos y cada uno de sus alumnos mayor de lo que sería esperable teniendo en cuenta su rendimiento previo y la situación social, económica y cultural de las familias. Esta definición incluye tres características:
Con esta definición, que supone una nítida toma de postura sobre qué es y qué no es un trabajo sobre eficacia escolar, se está en condiciones de analizar el estado de la investigación iberoamericana sobre este ámbito.
La investigación sobre eficacia escolar realizada en Iberoamérica y por investigadores iberoamericanos tiene tres características especialmente destacables. En primer lugar su carácter claramente aplicado; en segundo término que la influencia recibida ha sido no sólo de los estudios “ortodoxos” de eficacia escolar sino también de los llamados “estudios de productividad escolar”; y, por último, su clara relación con el desarrollo de la educación y de la investigación educativa, aunque con infinidad de matices.
Como se ha señalado, la investigación sobre eficacia escolar tiene como objetivos estimar la magnitud y propiedades científicas de los efectos escolares, así como determinar los factores escolares asociados con ellos y cuantificar su aportación. La investigación Iberoamericana se ha dedicado prácticamente en exclusividad al segundo de los objetivos: en todos los casos se ha supuesto la existencia de efectos escolares y los estudios se han centrado en la determinación de los factores asociados. Este hecho puede estar influido por la orientación práctica que tienen mayoritariamente los trabajos realizados en la Región. El objetivo es siempre conocer mejor los factores que ayudan a optimizar los niveles de calidad y equidad: las cuestiones de investigación básica quedan relegadas por la imposibilidad de su aplicación inmediata, postura señalada de forma magistral por Carlos Muñoz Izquierdo (1984) y recogida por Margarita Zorrilla (2003):
“Indiscutiblemente, el fin inmediato de la investigación educativa es el aportar conocimientos que mejoren nuestra comprensión de los fenómenos que ocurren en el amplio campo de las ciencias de la educación. Sin embargo, muchos de nosotros, al dedicarnos profesionalmente a esta actividad, partimos de que los conocimientos sólo son medios que contribuyen a orientar la praxis transformadora de la realidad. No nos interesamos, pues, en los conocimientos en sí mismos, sino en tanto pueden ser instrumentos para modificar la realidad educativa. Nos dedicamos a esta profesión con la finalidad mediata de contribuir a solucionar algunos de los problemas que afectan a la educación del país”.
Otro elemento interesante de estos trabajos es el análisis de las bases teóricas sobre las que se asientan. En ese sentido, se pueden reconocer dos tipos de estudios en función de las influencias que tienen: por un lado, aquellos que beben de la tradición del Movimiento teórico-práctico de Eficacia Escolar sensu stricto; por otro, los que se fundamentan en los llamados Estudios de Productividad Escolar. Como se ha destacado anteriormente, a pesar de que ambos enfoques comparten un origen común (la reacción al Informe Coleman) y que poco a poco los estudios de productividad escolar van incorporando variables referidas a los procesos culturales en la escuela (Fuller y Clarke, 1994) y con ello se van acercando a los trabajos de eficacia escolar, los planteamientos de base de ambos enfoques son radicalmente distintos: las preocupaciones de los economistas que buscan optimizar la eficacia y la eficiencia de los centros para la toma de decisiones políticas frente al interés de los investigadores educativos por conocer más profundamente qué ocurre en las escuelas para poder mejorarlas. Posiblemente, mucha de la “mala prensa” de la eficacia escolar en algunos países, incluidos los de América Latina, sea responsabilidad de los Estudios de Productividad Escolar, dado que le otorgan una orientación economicista a la eficacia escolar que en ningún caso posee.
Por último, como cabría esperar, se encuentra una clara relación entre el número y calidad de los trabajos y el grado de desarrollo educativo de un país, así como el nivel de sus investigaciones educativas en general. Utilizando un indicador aceptado, se observa que la correlación entre el índice de Desarrollo Humano UNESCO/OREALC, 2001) y el número de trabajos sobre eficacia escolar es significativa y positiva. Sin embargo, también hay multitud de otros factores relacionados, desde la conflictividad de esta línea de investigación, hasta el apoyo de las Administraciones, o la existencia de un equipo potente que haya realizado un buen numero de trabajos.
Los estudios sobre eficacia escolar realizados en Iberoamérica se pueden agrupar en cuatro áreas o líneas de trabajo: Estudios de eficacia escolar; Estudios que buscan encontrar la relación entre determinados factores y rendimiento; Evaluaciones de programas de mejora; y Estudios etnográficos sobre la escuela.
La investigación sobre eficacia escolar tiene una larga tradición en Iberoamérica. Desde finales de los 70 y hasta la actualidad se ha desarrollado un buen número de estudios cuyo objetivo era identificar los factores escolares asociados con el rendimiento de los alumnos. La serie de informes realizada por el Instituto de Investigaciones Socioeconómicas de la Universidad Católica Boliviana a partir de los datos recogidos por el Programa de Estudios Conjuntos de Integración Económica Latinoamericana (Morales, 1977; Comboni, 1979; Virreira, 1979), junto con la tesis doctoral de Antonio Millán (1978), desde España, pueden ser considerados las primeras investigaciones con una cierta entidad sobre eficacia escolar realizadas en nuestros países. A ellos ha de añadirse el excelente trabajo de Schmelkes, Martínez, Noriega y Lavín (1997) que, aunque más tardío en el tiempo, abre las puertas a posteriores estudios mexicanos de gran calidad.
Desde entonces, el número de trabajos de calidad específicos de eficacia escolar desarrollados en Iberoamérica supera la treintena, cifra global que puede ser considerada como aceptable, sobre todo teniendo en cuenta que la cantidad y calidad de los trabajos aumenta considerablemente año tras año. De esta forma, podemos considerar que es un tema de máxima actualidad en Iberoamérica y cuyo número de trabajos seguro que crece en los próximos tiempos.
Dentro de este gran bloque de investigaciones hay que distinguir dos líneas muy claramente diferenciadas: por un lado, los estudios cuyo diseño y recogida de datos ha sido realizada ad hoc, con el fin de conocer los factores de eficacia escolar; por otro, los trabajos que han realizado una explotación secundaria de datos recogidos con otros propósitos, fundamentalmente explotaciones secundarias de evaluaciones del sistema educativo.
En primer lugar están los trabajos diseñados y desarrollados específicamente para localizar el conjunto de factores escolares y de aula asociados con el rendimiento de los alumnos y, en algunos casos, estimar su aportación. Ello implica una serie de características comunes a todos ellos:
Poseen una fundamentación teórica centrada en trabajos de eficacia escolar aunque, como se ha señalado anteriormente, ese trasfondo procede, en ocasiones, de estudios de Productividad Escolar.
Sin pretender ser exhaustivos, en la multitud de trabajos realizados hay que subrayar la serie de trabajos realizados en Venezuela por el equipo del Centro de Investigaciones Culturales y Educativas –CICE- (Herrera y Diaz, 1991; Herrera y López, 1992; Herrera, 1993; López, 1996); las tesis de Guadalupe Ruiz Cuéllar (1999) y de Eduardo Lastra (2001), desde México, y los trabajos de Himmel, Maltes y Majluf (1984; 1995), Zárate (1992) y Concha (1996) desde Chile. Los trabajos realizados en España son numerosos, destacando especialmente los de Aurora Fuentes (1986) y Juan Luis Castejón (1996) y los realizados por el Centro de Investigación y Documentación Educativa –CIDE- (Muñoz-Repiso et al, 1995; Murillo, 1996; y el estudio internacional realizado por este centro junto con otros siete equipos de diferentes países, entre ellos el Instituto de Inovãçao Educional –IIE- portugués coordinado por Bert Creemers sobre el tema novedoso de la Mejora de la Eficacia Escolar (Muñoz-Repiso y Murillo, 2003).
En segundo lugar, destacan las explotaciones especiales de evaluaciones nacionales. Efectivamente, en los últimos años se ha vivido en todo el mundo, y muy especialmente en Iberoamérica, un desbordante interés por la evaluación de los sistemas educativos. En este sentido, el impulso dado en nuestra Región por organismos internacionales como la Oficina Regional de la UNESCO para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO) y la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) es realmente importante. En la actualidad todos los ministerios de la Región han creado un centro de evaluación o un departamento para la evaluación de sus sistemas educativos (es el caso del Sistema de Medición y Evaluación de la Calidad de la Educación –SIMECAL- boliviano, el Sistema Nacional Avaliação da Educação Básica –SAEB- brasileño o el Instituto Nacional de Calidad y Evaluación –INCE- español, por poner tres ejemplos), dato que contrasta fuertemente con la práctica inexistencia de centros de investigación dentro de los ministerios.
Habitualmente, entre los objetivos de los sistemas de evaluación se encuentra el de conocer los factores asociados con el rendimiento académico, por lo que varios países han realizado explotaciones especiales para localizarlos. El mejor ejemplo de esa tendencia es la evaluación internacional realizada por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE, 2001).
Los trabajos que se encuadran en este bloque suelen partir de un concepto más o menos elaborado de eficacia escolar, pero tienen las limitaciones propias de una explotación secundaria de datos no obtenidos expresamente para este objetivo. En el caso del Laboratorio, incluso, su base son más los estudios de productividad escolar que trabajos propiamente de eficacia. Por otro lado, todos estos estudios comparten las ventajas y las limitaciones de este tipo de explotación especial: una gran cantidad de datos representativos del país, sólo datos cuantitativos recogidos de encuestas y pruebas estandarizadas, un diseño no específico para ese objetivo, entre otros.
Además del estudio del LLECE (2001), los más interesantes son los estudios realizados en:
No todo el conocimiento que se tiene de los factores asociados con el rendimiento de los alumnos se puede obtener de los estudios completos de eficacia escolar; las investigaciones que analizan la relación entre uno o más factores o el rendimiento en sus diversas manifestaciones también ofrecen datos relevantes tanto para la toma de decisiones política o docente como para el diseño de ulteriores trabajos. De esta forma, un buen número de investigaciones enmarcadas en otras línea o campos pueden ser útiles para nuestro propósito, con lo que el ámbito de análisis se vuelve mucho más amplio y complejo. Así, la pretendida exhaustividad de anteriores apartados se torna en una misión imposible, de forma que los trabajos recogidos representan poco más que una cata de la compleja realidad.
Para facilitar la comprensión se ha optado por organizar las investigaciones en función del grupo de factores analizados. De esta forma, se han organizado en los siguientes grupos: eficacia docente, clima, recursos económicos, preescolarización, nutrición/desnutrición y educación bilingüe.
Desde mediados de los años 80, la investigación sobre eficacia escolar reconoció la importancia de tener en cuenta el nivel de aula para obtener una imagen global de los factores de eficacia. Así, se volvió la mirada a la línea de investigación de eficacia docente, cuyo objetivo era conocer los rasgos, actitudes y comportamientos de los docentes que parecían tener un efecto beneficioso en el desarrollo de los alumnos. Desde entonces ambas líneas (eficacia docente y eficacia escolar) trabajan de forma conjunta, hablándose incluso de eficacia educativa como un término más adecuado.
En Iberoamérica se han realizado algunas buenas investigaciones en este sentido, entre las que destacan las de Filp et al. (1984), Rodríguez Pérez (1984) y Arancibia y Alvarez (1991). El primero de estos trabajos tiene el sugerente título de Características de los profesores asociadas con el logro educativo, y en línea con los estudios de eficacia docente en todo el mundo explora diferentes factores actitudinales y de personalidad del profesor relacionados con el rendimiento de los sujetos. Rodríguez Pérez (1984) da una vuelta a la tuerca y analiza los factores del profesor que generan ineficacia docente. Arancibia y Álvarez (1991), por su parte, buscan los factores del profesor que ejercen una relación bien directa bien indirecta con el rendimiento de los alumnos.
Una segunda línea es la que analiza el factor clima, bien sea de aula o de centro, y lo relaciona con el rendimiento de los alumnos. Así, un interesante trabajo es el de Filp et al. (1981) que analiza la asociación entre las dinámicas del aula y la relación profesor-alumno, en tanto factores del fracaso escolar. López, Neumann y Assaél (1983), se interesan por el conjunto de interacciones sociales que acontecen en el interior del aula. Un tercer estudio es el de Pertierra Rodríguez (1989), El clima social escolar y su influencia en el rendimiento académico. Aspectos psicopedagógicos, en el que se analizan cuestiones relativas al clima social del aula como claro determinante del bienestar del alumno, que afecta tanto a su aprendizaje y rendimiento como a su desarrollo personal y social. Finalmente, pero no menos importante, tenemos el reciente trabajo de González Galán (2000), cuya particularidad es considerar el clima como variable dependiente en un modelo de eficacia escolar, con lo que contribuye a explicar los factores que lo determinan.
Como se ha señalado anteriormente, los Estudios de Productividad Escolar se han preocupado de la influencia de los recursos económicos y materiales sobre los resultados de los alumnos. En ese marco se encuentra el trabajo de Virreira (1979), dentro de la serie de trabajos realizados por el Instituto de Investigaciones Socioeconómicas de la Universidad Católica Boliviana. Decho trabajo se centra en establecer la forma de disminuir los costos de funcionamiento del sistema escolar, a rendimiento constante o, alternativamente, aumentarlo manteniéndolo constante en sus costos. Entre otros resultados se encontró que las escuelas que invierten el capital por alumno expresado en dotación material por alumno, obtienen mejor rendimiento.
Un cuarto factor extensamente investigado en Iberoamérica es el de la preescolarización. La preocupación por elevar los niveles de calidad en las etapas obligatorias y por extender la escolarización en las etapas previas ha generado una interesante línea de investigación que busca indagar si los sujetos que han estado asistiendo a preescolar obtienen mejores resultados en sus primeros años de educación básica. Así, Subirats, Nogales y Gottret (1991) analizaron una experiencia constituida por una red de países de la Región cuyo objetivo fue conocer la relación entre la educación pre-escolar y su impacto en el rendimiento escolar del niño de 1er año de primaria, con la finalidad de sugerir a la política pública acciones sobre aspectos relacionados con el éxito escolar y la introducción de mejoras en el aprendizaje de los niños de sectores marginados.
Como quinto tema, Morales (1979), desde Bolivia, se propuso demostrar las relaciones entre los niveles de nutrición de los escolares y su aprovechamiento escolar en niños de escuelas primarias y su efecto en el atraso al ingresar al sistema formal. Conjetura que la clase social a la que pertenece el escolar es un factor explicativo de la desnutrición crónica y que ésta no determina totalmente el desempeño escolar; encuentra, sin embargo, que el ingreso tardío a la escuela está fuertemente asociado con la desnutrición, especialmente en niños rurales -con alta preocupación por la comida-.
Por último, hay que señalar la preocupación en toda América Latina por la educación intercultural bilingüe, desde principios de los años 80. En coherencia con ese planteamiento en Bolivia se desarrollaron una serie de interesantes trabajos como el de Doria Medina (1982), que encuentra la importancia de la educación en la lengua materna del alumno y el se Susana Barrera (1995), que analiza las situaciones de conflicto existentes entre los dominios culturales desarrollados a través de la educación pre-escolar rural y los dominios culturales manejados en la educación familiar del niño campesino.
Más recientes son los trabajos de Vera (1998) y de Valiente y Kuper (1998). En el primero de ellos, Vera, desde Argentina, se propone establecer la influencia del bilingüismo en la calidad de la educación expresada en rendimiento escolar y determinar en qué medida contribuye a explicar las diferencia en el rendimiento entre el grupo castellano y el grupo diglósico (caracterizado por escolares de lengua originaria diferente al castellano). Valiente y Kuper (1998), por su parte, analizan la influencia de los textos escolares bilingües en la mejora del rendimiento escolar.
Desde el mismo nacimiento del Movimiento teórico-práctico de Eficacia Escolar, las relaciones con la Mejora de la Escuela han sido constantes y bidireccionales. Así, los resultados de la investigación sobre factores asociados con el rendimiento han ayudado a poner en marcha procesos exitosos de mejora en las escuelas. Pero también ha habido influencia en el sentido contrario: muchos de los resultados de eficacia han sido obtenidos a partir del análisis de programas de mejora escolar.
Si la cantidad y calidad de investigaciones en América Latina no pueden ser valoradas como satisfactorias, la cantidad y calidad de innovaciones puestas en marcha por docentes de la Región debe ser considerado como admirable. La ilusión y la capacidad de innovar de los docentes latinoamericanos no tiene parangón con lo que ocurre en otros países con mayores ingresos. A este hecho hay que añadir los esfuerzos de sistematización realizados por muchos países y por organismos internacionales como el Convenio Andrés Bello o la UNESCO/OREALC (p.e. Blanco y Messina, 2000).
De esta forma, contamos con una gran cantidad de material en bruto para poder aprender, lástima que no esté tan extendida la realización de investigaciones que busquen comprender por qué ha ocurrido el cambio. Es uno de los retos pendientes de la investigación educativa en Iberoamérica para los próximos años.
Entre los trabajos realizados destacan los siguientes:
El análisis del Programa de Mejoramiento de la Calidad de las escuelas Básicas de Sectores Pobres de Chile, conocido como el programa P-900, realizado por Vaccaro y Fabiane (1994).
Encontramos aquí dos trabajos de México sobre al análisis de la gestión escolar como totalidad compleja: el estudio de Leonor Pastrana (1997), que realiza una investigación de carácter etnográfico sobre las condiciones institucionales de la docencia, y el de Cuahtémoc Guerrero (1996), centrado en analizar la gestión escolar mediante la descripción del trabajo de los directivos escolares.
Un trabajo análogo es el realizado por Rodríguez (1998), desde Venezuela, donde se realiza un estudio etnográfico en cinco escuelas venezolanas sobre gestión, autonomía y liderazgo, y también el llevado a cabo en Argentina por el equipo de Brandi et al. (2000) titulado La transposición del conocimiento en circuitos escolares diferenciados. Conocimiento escolar y cultura institucional.
La multitud de investigaciones sobre eficacia escolar realizadas en estos años en Iberoamérica, junto con las aportaciones de otros trabajos relacionados, ofrecen una compleja maraña de resultados no fácil de desenredar. Todas ellas contribuyen a un mejor conocimiento de la realidad de la educación en la Región, aportando el análisis de los distintos factores asociados al rendimiento de los alumnos de una forma u otra.
En la tabla 1 se ofrece, de forma sintética, un resumen de las aportaciones de una decena de investigaciones significativas.
Tabla 1. Factores de eficacia escolar según algunas investigaciones realizadas en Iberoamérica
| 1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 | 9 | 10 |
Factores Escolares |
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Clima escolar | X |
| X | X | X | X | X | X | X | X |
Infraestructura | X |
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| X | X | X | X |
| X | X |
Recursos de la escuela |
| X | X | X | X | X |
| X | X | X |
Gestión económica del centro | X |
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| X | X | X | X |
| X |
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Autonomía del centro |
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| X |
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| X |
| X |
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Trabajo en equipo | X |
| X | X | X |
| X |
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Planificación |
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| X | X | X |
| X | X |
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Participación e implicación de la comunidad educativa | X | X |
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| X |
| X | X | X | X |
Metas compartidas | X |
| X | X |
| X | X | X | X | X |
Liderazgo | X |
| X | X | X |
| X | X |
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Factores de aula |
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Clima del aula | X | X | X | X | X |
| X | X |
| X |
Dotación y calidad del aula |
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| X |
| X | X |
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| X | X |
Ratio maestro-alumno |
| X |
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| X |
| X |
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Planificación docente (trabajo en el aula) |
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| X | X | X |
| X |
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Recursos curriculares |
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| X | X | X | X | X |
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Metodología didáctica | X |
| X | X | X | X | X | X |
| X |
Mecanismos de seguimiento y evaluación del rendimiento del alum. |
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| X | X | X |
| X |
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Factores asociados al personal docente |
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Cualificación del docente |
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| X |
| X |
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| X |
Formación continua |
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| X |
| X |
| X |
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| X |
Estabilidad | X |
| X | X | X | X | X | X |
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Experiencia |
| X | X |
| X | X |
| X |
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Condiciones laborables del profesorado |
| X |
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| X |
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Implicación |
| X | X | X | X | X | X | X |
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Relación maestro-alumno |
| X |
| X | X | X | X |
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Altas expectativas |
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| X | X |
| X | X |
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| X |
Refuerzo positivo |
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| X |
| X | X | X |
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1. CIDE: Muñoz-Repiso et al (1995) 2. LLECE (2001) 3. Herrera y Lopez (1996) 4. Concha (1986) 5. Cano (1997) | 6. Himmel et al (1984) 7. CIDE: Muñoz-Repiso et al (2000) 8. Castejón (1996) 9. Piñeiros (1996) 10. Barbosa y Fernández (2001) |
De su análisis se puede concluir que estos factores comparten muchos elementos de otros revisiones clásicas, como la de Sammons et al (1995). Así, elementos fundamentales como son el clima de centro y de aula, liderazgo, metas compartidas, altas expectativas, metodología o trabajo en equipo del profesorado aparecen de forma recurrente en todos los trabajos, tanto de América Latina como del resto del mundo. Sin embargo, también encontramos elementos novedosos y así, la práctica totalidad de las investigaciones demuestran la importancia de los recursos económicos y materiales y su gestión como factores directamente relacionados con el rendimiento de los alumnos y, por tanto, implicados directamente en la calidad de la educación. Otros elementos que aparecen con reiterada persistencia son los relacionados con la profesión docente, concretamente su formación inicial y permanente, su estabilidad o sus condiciones laborales.
Bien sea en los elementos comunes con la investigación en otros países, bien en aquellos que son diferentes, este conjunto de factores pueden ayudar claramente a la toma de decisiones por parte de las distintas Administraciones, en la puesta en marcha de programas de mejora y para servir de sustento a nuevas investigaciones sobre el tema en nuestra Región.
No cabe duda de que la investigación sobre eficacia escolar puede aportar interesantes informaciones que ayuden a la toma de decisiones por parte de las Administraciones y a la puesta en marcha de programas de mejora en centros docentes, de forma que ambas contribuyan a aumentar los niveles de calidad y equidad de los sistemas educativos de Iberoamérica. Sin embargo, la investigación desarrollada en otros países, con datos de sistemas educativos con características muy diferentes a las nuestras y con condicionantes sociales, culturales y, sobre todo, económicos tan variados, no sirve. Si realmente queremos que sea útil, debe estar desarrollada analizando la realidad de los sistemas educativos iberoamericanos, con datos de nuestras escuelas y realizada por investigadores que conozcan en profundidad dicha realidad.
Esta revisión de investigaciones ha demostrado, en primer lugar, que la investigación iberoamericana sobre eficacia escolar existe, que el número de trabajos es importante y que tiene calidad. También ha evidenciado la importancia del apoyo institucional para el desarrollo de esa investigación y que, con él o sin él, el número de trabajos aumenta año tras año. El carácter aplicado de los mismos es la nota que mejor los caracteriza.
Los factores de eficacia escolar encontrados en los distintas investigaciones han mostrado que, junto con los hallados en investigaciones de otros países, aparecen otros elementos propios de nuestro contexto. Así, destacamos principalmente dos: los recursos humanos y materiales y la calidad del docente y de sus condiciones para desempeñar su labor. De esta forma, se puede concluir que los resultados de la investigación internacional sobre eficacia escolar resultan una excelente base, un punto de partida, para la realización de trabajos en Iberoamérica. Sin embargo, han de complementados con informaciones procedentes de investigaciones y análisis generados de la propia realidad iberoamericana.
Es necesario elevar los niveles de calidad y equidad en nuestros sistemas educativos, y el trabajo de los investigadores que se desarrollan en el ámbito de la eficacia escolar puede contribuir a ello. Pero, para conseguirlo, hay que seguir trabajando por hacer más y mejor investigación, ha de haber más investigadores y mejor formados, hay que esforzarse por difundir más los resultados de investigación y lograr que éstos sean utilizados para la toma de decisiones. Sólo así podremos colaborar por la construcción de un mundo más equitativo, justo y fraternal.
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